Terapia Asistida con Animales en pacientes encamados
Consideramos paciente encamado a aquellas personas que por diferentes motivos, están obligadas a permanecer inmóviles en la cama, ya sea un anciano impedido, un accidentado, un enfermo terminal… La mayoría de estas personas no salen de su casa, no pueden realizar por si mismas las AVDs y por supuesto no se levantan de la cama sin ayuda. Esta situación puede generar y favorecer diferentes alteraciones y patologías asociadas a la falta de movilidad como:
- Alteraciones circulatorias que facilitan la aparición de trombosis y embolias.
- Mala ventilación pulmonar que los predispone a padecer infecciones respiratorias.
- Problemas digestivos que pueden conllevar pérdida de apetito, trastornos de la deglución, estreñimiento…
- Pérdida de masa muscular que puede desembocar en atrofia.
- Afectación del hueso con la posibilidad de desarrollar osteoporosis.
- Rigidez articular que en la mayoría de los casos produce dolor y pérdida funcional.
- Aparición de úlceras por presión que son lesiones en la piel que se producen por permanecer demasiado tiempo en la misma posición.
- Mayor deterioro cognitivo, cuadros de síndrome confusional, alteración del equilibrio, trastornos de la atención, falta de motivación y depresión.
- Aislamiento social.
Desde la Terapia Asistida con Animales (TAA) se puede intervenir con estos pacientes de diferentes formas. Se trabaja con objetivos planificados y realizando las intervenciones de forma progresiva y personalizada adaptando el tratamiento a cada situación contando siempre con el animal de terapia, que constituye una parte integral del proceso de tratamiento, y que por supuesto, debe estar dirigida por un profesional especializado del ámbito sanitario, social y/o educativo con los conocimientos necesarios para tratar con este colectivo.
En estas circunstancias la TAA logra muy buenos resultados puesto que la simple presencia del perro ya tiene una repercusión positiva en el paciente. El contacto estrecho con los animales tiene efectos positivos a nivel fisiológico como la reducción de la presión sanguínea, disminución de la frecuencia cardíaca y menor nivel de colesterol y triglicéridos mermando de esta forma la probabilidad de sufrir enfermedades vasculares (Anderson y col. en 1991) También se ha demostrado que el contacto estrecho con los animales reduce nuestros niveles de ansiedad y estrés (Lan Robinson 1995), logrando incluso un mejor ritmo respiratorio al sincronizarnos con el perro en estado de reposo.
Respecto a los problemas de apetito, dependen mucho del estado de ánimo en el que se encuentre el paciente. No podemos olvidar que las personas somos seres sociales y muchas de nuestras AVDs como es la alimentación conllevan ciertos rituales. Es mucho más placentero compartir el momento de la comida con otros, como puede ser nuestro perro co-terapeuta, que comer solo.
Los animales son elementos motivadores de la acción motora por naturaleza, la interacción con los animales ya implica un movimiento. Por ejemplo, el simple hecho de tener que adaptar la posición del paciente para hacerle sitio al perro en la cama ya afecta a la motivación de la persona para moverse, además se pueden realizar múltiples actividades para trabajar la psicomotricidad tanto fina como gruesa. También podemos hacer ejercicios con el apoyo del perro para mejorar la movilidad y la función de la musculatura y las articulaciones reduciendo de esta forma la aparición de úlceras por presión.
En pacientes encamados se suelen realizar volteos terapéuticos potenciando que el perro es un elemento de estimulación sensoriomotora que proporciona calor, presión, suavidad, afecto… trabajando posibles problemas propioceptivos o de sensibilidad.
A su vez también nos ayudan a estimular las capacidades cognitivas, los animales mejoran nuestra capacidad de atención y son un factor motivador del lenguaje, ya que se ha visto que en su presencia el paciente aumenta el número de emisiones verbales, mejorando las interacciones no solo con el perro sino con las personas que se encuentran a su alrededor.
En muchas ocasiones las personas encamadas permanecen institucionalizadas o en sus domicilios debido a la gran dependencia que sufren, esto conlleva un elevado sentimiento de soledad, de aislamiento social que la presencia del animal logra atenuar con sus visitas porque los animales dan afecto incondicional, logrando que nos sintamos apreciados y queridos. Es como si un “trocito” del mundo exterior viniera a enriquecer el entorno favoreciendo y reforzando la expresión de emociones, mejora la autoestima y evitando el aislamiento social.
Los animales de compañía pueden ser un importante factor preventivo de diversas patologías asociadas en pacientes encamados y las TAA mejoran la calidad de vida de estas personas.