Buenas prácticas: La importancia de reconocer las señales de calma en nuestro perro coterapeuta



Conocer las señales de calma en un perro es fundamental, ya que son señales que los canes emplean para calmarse cuando sienten estrés o inseguridad, así como para apaciguar a otros congéneres y a las personas, y que forman parte del modo en cómo éstos se comunican con el mundo en lo referente a evitar o resolver conflictos.

Las principales señales que los perros emplean y que, por tanto, es recomendable aprender, son alrededor de unas treinta. Algunas son muy sutiles, por lo que deberemos estar bien atentos, y observar y conocer a nuestro perro en profundidad para captarlas. Las más comunes comprenden:

  • Girar la cabeza.
  • Invitación al juego.
  • Lamerse el hocico.
  • Darse vuelta.
  • Olisquear el suelo
  • Sentarse dando la espalda.
  • Poner la pata sobre otro perro.
  • Caminar lentamente y/o dando rodeos.
  • Mantenerse inmóvil.
  • Etc…

En un perro de terapia no debe ser una excepción reconocerlas, ya que ello puede ser de gran utilidad tanto para el guía, como para el adiestrador y el terapeuta, y ayudarnos infinitamente en su bienestar y su educación, así como en su manejo durante las sesiones.

Y es que, a pesar de que un buen ejemplar trabajará igualmente, que emita muy repetidas veces claras señales de calma puede ser signo de alarma, ya que el can estará mostrando cierto grado de incomodidad o disgusto.

Además de arremeter contra una de nuestras máximas en el manual de buenas prácticas, que asevera que el disfrute debe ser a tres bandas, esto es, usuario, ejemplar, y profesionales, hacer caso omiso a las señales de calma en un perro coterapeuta puede suponer:

  • Que se condicione negativamente ante un nuevo elemento, situación o persona, y rehúya su contacto a partir de ese momento.
  • Que no realice los ejercicios pertinentes ni interaccione con el mismo entusiasmo y ganas, y la calidad del trabajo pueda no ser, por tanto, la misma.
  • Que deje de comunicarse con ellas, pudiendo causarle frustración, nerviosismo, estrés, ansiedad, shock, etc… y menoscabar su seguridad y su carácter.

Por supuesto, ello no significa ni mucho menos que a la primera señal de nuestro perro debamos alarmarnos, ya que las señales de calma son una forma habitual de comunicación entre canes, y de éstos con las personas; significa que, si dichas señales se repiten de forma exagerada, debemos pararnos a observar a nuestro compañero y, esto sumado al conocimiento que tenemos de él, calibrar y reevaluar las circunstancias, y tomar una decisión en base a ello, como podría ser: realizar un descanso, sacarlo de la situación en dicho momento, etc., o ya en su entorno, entrenar habituación/ socialización específica, siempre mediante refuerzo positivo, a aquello que le cause aprensión, etc…

Para aprender más sobre las señales de calma y cómo comunicarnos con nuestro compañero peludo, recomendamos encarecidamente la lectura de la obra El Lenguaje de los Perros: Las Señales de Calma, de la autora noruega que acuñó el término Turid Rugaas.

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